Por Ivan A. Carvajal Sánchez, Gerente de Planificación Estratégica de la BVRD
En el artículo publicado durante el mes de enero del presente periodo, mencionaba que el año 2018 traería consigo grandes retos, cuyas decisiones representarían un punto de inflexión en la dinámica de nuestro mercado; dicho esto recalcaba la importancia del consenso de todos los participantes del mercado, para trazar de una manera clara el camino de una industria que goza de un gran potencial.
En los últimos días, el mercado ha visto con buenos ojos la presentación de los consultores que estarán colaborando con la Superintendencia del Mercado de Valores en la redacción de los reglamentos que complementaran la ley 249-17. En esta coyuntura, se hace de vital importancia el consenso general del mercado sobre la visión de desarrollo que se quiere apoyar, de tal forma que quede plasmado en el marco regulatorio: los principios que rigen el comportamiento de la industria, el rol de las entidades reguladoras y autorreguladoras, la interacción de los participantes y la configuración de infraestructura de mercado que guiara esta industria hacia otro nivel.
A partir de ahora, y por los próximos 8 meses debería iniciarse un proceso iterativo de construcción a través del diálogo multilateral con los involucrados a lo largo de la cadena de valor del Mercado de Capitales, con el objetivo primordial de aterrizar expectativas sobre el entendimiento que cada una de estas partes posee de la ecuación de desarrollo de mercado.
En todo en la vida, lo positivo de no llegar de primero es que se goza de la oportunidad de no cometer los mismos errores de aquellos que decidieron ser los pioneros. El hecho de que en situaciones similares, muchos otros países adolecieron de una agenda común de desarrollo de mercado, lo cual convirtió el proceso de construcción en una lista particular de intereses aislados, que debieron ser corregidos en el tiempo al haberse dado cuenta que el objetivo de lograr liquidez, profundidad, robustez y escalabilidad internacional se alcanzaba a partir de la conjugación de una serie de factores, debe ser un primer punto de atención en esta gran oportunidad que se nos avecina.
Otro punto importante para alcanzar el éxito en este esfuerzo, es definir un fin ulterior que no se doblegue ante las necesidades de corto plazo que se presentan, y que muchas veces terminan anteponiendo soluciones para coyunturas particulares que dificultan el logro del gran objetivo trazado. Al respecto de esto, la elegibilidad del mercado podría convertirse en el norte a seguir. Esto solo se alcanza cuando el mercado goza de una representativa base de emisores e inversionistas que concuerdan en un mercado organizado, donde los roles de sus participantes se encuentran bien definidos, los riesgos de la infraestructura de mercado se encuentran acotados como resultado de la especialización de sus principales entes en los procesos críticos que les competen, enmarcados en un principio de cooperación integral con todos los participantes.
A partir de esto debería estar iniciando la etapa más importante, la cual llamaremos ejecución consensuada, a través de la cual nos preparamos para diseñar el mercado que todos anhelamos. Lo bonito del mercado es que da para todos, si desde el inicio se diseña y gestiona para dichos fines.
Nota: Este artículo fue publicado en la Revista Market Brief By Mercado Media Network, agosto 2018 página 18.